viernes, 24 de diciembre de 2010

Nada peor que la gente que no tiene voluntad para cumplir sus propias promesas. Nada más desagradable para mí, que una persona que te dice, que te promete, que no lo va a hacer, y después lo hace a tus espaldas.

Porque vos y yo teníamos un trato, ¿te acordás? Vos me juraste que ibas a dejar de hacerlo. Más que por mí, era por vos. Y por más que no seamos los mismos de antes y no tengamos el mismo vínculo de siempre, ese juramento seguía en pie. Y era lo que nos unía.

Y, además, haya sido tu intención o no, me enteré. ¿Qué es lo que estás buscando? ¿Qué pretendés de mí? ¿Qué pretendés de tu vida?

Juro que estoy desconcertada, perdida. No comprendo cuál es tu juego, pero a mí la gente confusa no me cae muy bien.

Vos ya me conocés, y por eso no entiendo porqué hiciste lo que hiciste, ¿de qué te sirve? ¿Cómo pensabas que iba a reaccionar yo?

Te estás equivocando. Vas por mal camino.

Pero eso ya no es algo que me incumba, porque ya no nos une nada. Ni siquiera esa promesa, porque vos no supiste cumplirla.



jueves, 23 de diciembre de 2010

Mirá: yo al principio pensé que estaba bien enojarme con vos. De hecho, me enojé y te traté mal (aprovecho para pedirte perdón).

Pensé muy bien en todo esto y te anticipo que —tal vez para bien, tal vez para mal— no va a cambiar mis sentimientos hacia vos, porque seguís siendo ése que tanto busqué.

Para mí, tu “quiero estar solo” es un “quiero estar con todas”, pero me alegra que hayas decidido avisármelo antes de que pase algo malo.

Yo no sé —espero que sí— estaremos juntos más adelante, pero por ahora, sé que te voy a esperar. Porque eso es lo único que quiero: esperarte, para después tenerte sólo para mí.

martes, 21 de diciembre de 2010















La mala noticia es que este lugar

me hace sentir la falta del otro. Pero la luna está llena,

lo que me hizo pensar en ti. Pues sé que no importa lo que

estoy haciendo, y donde estoy, esta luna será siempre

del mismo tamaño de la tuya... del otro lado del mundo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

N
U
N
C
A
·
E
S
·
TARDE

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Aprendí a verle a todo su lado bueno. Aprendí que siempre hay que tener en cuenta el vaso medio lleno. Porque por más que no nos demos cuenta, las cosas buenas, esas que son imperdibles, están presentes a cada momento: en una sonrisa, en una mirada, en el abrazo de alguien que no veías hace tiempo, en el perdón que le pudiste conceder a tu mejor amigo, en esa palabra de aliento que tanto necesitabas, en el beso que él te dio… Todas esas cosas que a veces no podemos ver, son las que tenemos que tener en cuenta cuando estamos tristes, o cuando nos sentimos solos.

Aprendí que siempre hay alguien a nuestro lado para indicarnos lo que nos conviene hacer. Asimilé que siempre hay alguien en quien confiar, y que si no lo hay, podemos confiar en nosotros mismos, en lo que nos dice el corazón.

Y de tantas veces que lloré por dos o tres cosas ‘malas’ que me habían pasado, descubrí que eran muy pocas en comparación a las cosas buenas que se me presentan a cada segundo, y que gracias a ellas puedo seguir sonriendo cuando, tal vez, debería llorar.



















Como si fuera mi último día,

voy a luchar por mis sueños,

viviendo sin miedo

y cada minuto vivirlo intenso.

No voy a esperar hasta mañana,

si el presente lo tengo.

Como si no hubiese tiempo

y me quedara un momento,

voy a mostrar que te amo,

que estoy contenta que te tengo.

Como si tu alegría depende de mí

voy a darlo todo por ti.

Y voy a hacer de este día el mejor

que pueda vivir.

Como si fuera mi última chance

para mirarte de nuevo,

haré del momento

el más importante de tu recuerdo.

Como si no hubiese tiempo

y me quedara un momento,

voy a mostrar que te amo,

que estoy contenta que te tengo.

Como si tu alegría depende de mí

voy a darlo todo por ti.

Y voy a hacer de este día el mejor

que pueda vivir.

Disfrutar todo aquello que Dios me brindó

mis amigos, familia y amor.

Y voy hacer de este día el mejor que pueda vivir

Y voy hacer de este día el mejor que pueda vivir.