Siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo que se tiene. Nos enseñaron que la felicidad deberá esperar hasta completar lo que falta.... Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Pero qué pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es solo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para cegarnos. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual... ¡eternamente igual! Cuántas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal cual como están.
miércoles, 23 de marzo de 2011
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